De mi cosecha

Querido chulicía

Querido chulicía:

 

El otro día te acercaste a mi y a un grupo de compañeros mientras preparábamos una pancarta para unirnos (como bloque crítico) a la manifestación del 1 de Mayo. Con buenas y corteses palabras, nos pediste que nos identificáramos ante nuestra perplejidad, pues tan solo éramos un puñado bien pequeño de personas que con bastante buen humor se dedicaban a actividades más cercanas a las maualidades que a la subversión. Bien es verdad, tengo que reconocer, que en esta sociedad cada vez más gris (aunque haya cambiado el color de vuestros uniformes) posiblemente el buen humor y la creatividad sean de las cosas más peligrosas.

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Ante nuestras muestras de sorpresa, explicaste que por la prensa habías tenido noticias de que preparábamos una contramanifestación ¡nada menos! Y que tu obligación era comprobar que “todo estaba en orden”. No me quedó claro en ningún momento que era lo que debía estar en orden, pues nosotros estábamos trabajando bastante organizados, sin interrumpir el tráfico ni la circulación peatonal, sin molestar a nadie, ni hacer ruido y como armas portábamos algunos letras de vinilo y yo un boligrafo y papel. ¡Letras! ¡Papel! Claro… ahí está el peligro: en las palabras. Nos identificamos, haciendo uso, eso si, de nuestro derecho al pataleo, del que aún no hemos sido privados. Y nos acusaste de estar poniendo obstáculos a un proceso “rutinario” según tus palabras (Aun- dijiste como quien no quiere la cosa – no les he sancionado). Amable agente, debes saber que mientras vivamos en un estado nominalmente de derecho, las identificaciones rutinarias no son legales. Como agente de la ley estás en la obligación de identificar a quien está cometiendo un delito o es sospechoso de ir a cometer uno. Pero reunirse en número inferior a 20 personas, incluso aunque no se comunique a delegación de gobierno, no es delito, y ni siquiera es falta administrativa. Tampoco me quedó muy claro en que parte de “los ciudadanos tienen la obligación de identificarse” está incluído que nuestros documentos deban ser alejados de nosotros y nuestros datos deban ser comunicados via telefonica a no sabemos bien donde, ni en que tipo de registro van a figurar, ni tampoco como vamos a tener acceso a ellos una vez que has podido comprobar que no estábamos en trance de cometer ningún atropeyo. Y la ley de protección de datos de carácter personal está en vigor también para la administración de la cual formas parte.

Por otro lado, amable agente, siéntete libre de aplicarte con el mismo celo profesional y la misma cortesía, a investigar todas las conductas sospechosas de delito que se publican en prensa y afectan a personas mucho más conocidas que nosotros. Nos harías a los ciudadanos un favor inmenso, te lo garantizo. Eso si, asegúrate de que tu compañero también va correctamente identificado, no como esta vez que, llevando la uniformidad oficial, no portaba en lugar visible ni la placa ni la identificación. ¡Vaya! Parece que no todo estaba en orden después de todo.

Me dicen algunos que tu obedeces órdenes y que no está entre tus posibilidades negarte a obedecerlas. Estimado agente de chulicía: uno siempre puede elegir ¿sabes? Tal vez no te ha pasado por la cabeza pero es así. Si tus superiores te dan una orden que no es legal y además te la dan verbalmente y no por escrito, lo menos que puedes hacer es asegurarte de no estar siendo más papista que el papa (más que nada porque en caso de que una reclamación prospere estarás con el culo al aire). Se me ocurre que siendo menos de 20 personas pudiste decir que no eramos una concentración “irregular” a tu vuelta a los cuarteles. Pero has elegido la otra opción. supongo que ser fiel a tus jefes, mucho más allá del estricto cumplimiento del deber, te asegurará un buen destino, unos buenos horarios, tal vez una palmadita en la espalda.. quien sabe.

No me resisto a decirte que tu actitud y tono de voz fingidamente pausado me irritó profundamente. Tu gesto de perdonavidas, de alguien que se está dirigiendo a quien no tiene posibilidad de rebelarse y pudiendo ser agresivo se contiene, te delata como persona.

Por último estimado agente te comunico que yo ayer estaba en la calle pidiendo algo que no necesito: dignidad. Y no la pedía para mi, que me sobra, al igual que a mis compañeros. La pedía para que personas como tu puedan dejar de ser los perros fieles de su amo y dedicarse al dignísimo trabajo de defender la ley y proteger a los ciudadanos de quienes les roban y les violentan.

Pedía un futuro digno para mis hijos, que aun son pequeños… y también para los tuyos.

 

 

Un pensamiento en “Querido chulicía

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