De mi cosecha/Movimientos indignados

¿Por qué faltan mujeres en los movimientos sociales?

Los movimientos sociales desde el surgimiento del 15M se han mostrado sensibles a los problemas de las mujeres en la sociedad, y desde ellos se ha pedido la igualdad, incluso cambiando el lenguaje por el llamado «lenguaje inclusivo» o en femenino.  Sin embargo esto no parece ser suficiente para que las mujeres formen parte de esos movimientos en número similar a los hombres. ¿Qué hay detrás de esta realidad?

Autor: sole gonzalez

Este artículo recoge el contenido de la intervención del grupo Acampada Lugo (15M) en una reunión convocada por Esquerda Unida Lugo el día 31-10-13.

1-. Conciencia de los problemas de las mujeres: la deuda de género es una preocupación común a todos los movimientos sociales.

*La necesidad de sostenimiento de la familia en cuanto a cuidados, ha hecho que de siempre el empleo femenino fuera “prescindible” (96,4% de las personas inactivas que no buscan ocupación por razones familiares son mujeres). El incumplimiento de la ley de dependencia junto a la reducción de ingresos familiares implica que cada vez más mujeres asumen el cuidado de su propia familia, abandonando empleos precarios que no les permiten contratar a otras personas para sustituir sus cuidados o pagar servicios como guarderías o centros de día.

*Los recortes afectan especialmente a las mujeres en varios niveles. 1-. Los sectores en los que se está recortando gasto público no solo nos afectan en tanto que usuarias, sino que son sectores en los que el empleo es mayoritariamente femenino como son sanidad, educación y servicios sociales (entre estos, los dedicados a igualdad laboral y protección de víctimas de violencia de género). Concretamente, las mujeres representan el 72,66% del personal empleado en la docencia no universitaria y el 75,33% en instituciones sanitarias. 2-. Los recortes en materia de igualdad laboral: se elimina el ministerio de igualdad y los recortes presupuestarios en esta materia ascienden al 42%. Los programas de formación y fomento del empleo femenino que desarrollaban las comunidades autónomas se han reducido en un 84%, y la reducción global de programas de empleo femenino asciende a casi el 60 %. En todo el territorio del Estado español se produjo el despido de los Agentes para la Igualdad de Oportunidades, principalmente mujeres y la desaparición de los programas de igualdad de oportunidades en el trabajo.

*Retroceso en las políticas de protección contra la violencia de género: Recortes en las partidas destinadas a la atención integral de la violencia de género (-24, 5%, tres veces más severo que la media de los ministerios). La eliminación de los servicios de atención y de ayuda a las mujeres víctimas de la violencia machista (casas de acogida, centros de emergencia, servicios municipales de información, etc.) supone el incumplimiento de facto de la ley por la Igualdad efectiva de mujeres y hombres y la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La eliminación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, única en la que se trata la violencia de género como contenido, también tendrá efectos negativos en este capítulo.

En resumen: en los movimientos sociales existe mucha conciencia acerca de los problemas que se plantean especialmente a las mujeres en esta época de crisis: las mujeres siguen siendo más pobres, tienen menos acceso a la educación, a la salud, a la justicia, a decidir el número de hijos y cuándo tenerlos y, en definitiva, a su autonomía social, personal y política. Se están evaporando los compromisos con los derechos de las mujeres

2-. La mujer en los movimientos sociales:

*A pesar de lo anteriormente dicho, la presencia de las mujeres en los movimientos sociales, es muy escasa y muy segmentada en cuanto a edades. Lo habitual es ver mujeres jóvenes o mujeres mayores. Pero no hay en las asambleas mujeres de edades intermedias. ¿qué explicación puede tener en un movimiento como el 15M que desde el principio se ha mostrado sensible con los problemas sociales de la mujer, incorporando el lenguaje femenino por ejemplo como forma habitual?.

En realidad la explicación es la misma que para el resto de la sociedad: por mucho que una mujer quiera participar en un movimiento social, tal y como están concebidos actualmente, con la exigencia de la participación y voto presencial para poder hacer oír tu opinión ese porcentaje elevadísimo de mujeres que, trabajando o no fuera de casa asumen también las labores de cuidados, no disponen del tiempo necesario para acudir a una asamblea que puede prolongarse durante horas. Aunque en algunas asambleas se dice específicamente que se puede acudir con niños, incluso en algunas grandes se prevén turnos de cuidado para estos, esto no es sostenible en el tiempo.

*Por la naturaleza asamblearia de los movimientos sociales surgidos a partir del 15M, hay un cierto “desprecio” por el activismo que se limita a la red, basado en una frase mil veces repetida, “no todo el mundo tiene acceso a internet”. No hay previstos mecanismos de participación a distancia que permitan salvar este obstáculo. Y la ausencia en la calle, hace que las mujeres se sientan desmotivadas hacia este tipo de movimientos. Esto ha sido visible claramente analizando la muestra que participó en la encuesta online “Ahora tu decides”. Los participantes, provenían mayoritariamente del 15M a nivel nacional, y de quienes la cumplimentaron, solo un 15% era mujeres. Pero no solo las mujeres: la exclusión de la participación a distancia deja fuera también a personas de entornos apartados de las ciudades, personas enfermas o ancianas con la movilidad limitada, y seguramente otros grupos sociales también, cuyos porcentajes sumados, probablemente superan ampliamente a los colectivos que no tienen acceso a la red.

*Sorprendentemente, además, en muchos grupos la composición mayoritariamente masculina hace que se trasladen al grupo los mismos problemas de paternalismo o machismo que existen en la sociedad, puesto que estos no dejan de ser un reflejo de la misma. No es el caso de nuestro grupo, quizá porque no hay tal mayoría masculina. Pero si es el caso de otros que conocemos de primera mano. Una de nuestras compañeras participó en reuniones virtuales en uno de los grupos más importantes de Madrid, a distancia, y cuando lo hizo con su propio nombre, sintió que sus argumentos eran menospreciados. Sin embargo, la misma compañera argumentando bajo un nombre masculino, logró hacerse escuchar (esta es mi experiencia en el grupo de virtualpol de la coordinadora 25S, por si quieres usarlo). El propio Carlos Taibo en su último libro sobre el 15M reconoce que esto sigue siendo un problema dentro del movimiento social.

3-. La importancia de lograr la incorporación a los movimientos sociales:

En los primeros tiempos de difusión del cristianismo, la mujer jugó un papel fundamental por ser quien está mayoritariamente en el hogar y quien se encarga principalmente de la educación de las futuras generaciones. También son las mujeres en general, mucho más tendentes a la cooperación y a la solidaridad, lo cual contribuye a la expansión de las ideas con más rapidez. Aun hoy, quienes trabajan en cooperación internacional saben que la mejor forma de hacer llegar las ideas a una población (por ejemplo ideas sobre nutrición infantil, vacunas, salud…) es hacerlo a través de las mujeres de dicha población. Por esto sería muy importante que las mujeres encontraran una vía de participación que sea para ellas factible sin complicarles la vida más de lo que la mayoría ya la tienen. Que encontraran en ellos un ambiente amable y realmente sensible en profundidad con su forma de pensar, actuar y con sus necesidades. Esto exigirá ir a buscarlas en principio allí donde están: las madres que llevan a sus hijos al cole, las cuidadoras que llevan a los ancianos al médico…. A sus casas incluso. Y este acercamiento no es fácil que parta de la mayoría masculina que actualmente milita en los movimientos sociales, sino que ha de partir de quienes, como mujeres, formamos parte de ellos. Y cuantas más seamos, a más gente llegaremos.

En conclusión: esto demuestra que cambios superficiales, como el lenguaje femenino (llamado inclusivo), no sólo no son suficientes para promover un cambio profundo. Incluso pueden ser un obstáculo (el gatopardo: que algo cambie un poco para que todo siga igual) por la vía de pensar que se está haciendo algo y ello motive que se deje de actuar en los problemas con la profundidad necesaria.

Es preciso por lo tanto, promover dentro de los movimientos sociales no solo la reflexión acerca de la existencia de este problema, que no se si en todas partes se es igual de consciente, sino un debate acerca de las posibles soluciones. No se puede ser “inclusivo” solamente en el lenguaje: es preciso encontrar formas de inclusión que permitan la participación mayoritaria de toda la ciudadanía, sean cuales sean sus circunstancias personales y por supuesto, su género. Diversificar las formas, ampliar geográficamente la presencia de los movimientos. Acercarnos a la gente en sus casas y no esperar a que sean ellos quienes se acerquen a nosotros.

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