Entre capullos y gaviotas

Lepanto II: La venganza

La  Santa Liga derrotada por el infiel. O eso nos cuentan políticos y medios de incomunicación. 

Vinieron los sarracenos

y nos molieron a palos

que Dios ayuda a los malos

cuando son más que los buenos

rajoyII

Prógnata cual heredero de los Austrias: Rajoy II.

No quieren verlo, pero como diría Serrat «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio». Alguien debería contarselo a toda la corte de cargos políticos, deportistas ¿engañados? y medios de comunicación que se obstinan en mentir estos días en papel y ondas varias. Mienten cuando dicen que han sido 3, porque son ya 4 las veces que Madrid ha sido rechazada como sede olímpica: ya nadie lo recuerda, pero Madrid también quiso las olimpiadas de 1972. Es cierto que los tres últimos rechazos han sido consecutivos, que duele más sobre todo al bolsillo del contribuyente. Esta vez, el gobierno echó mano de toda su artillería, embarcó hacia Buenos Aires a lo más granado de la política nacional, tuviera o no relación con el evento, en la que fue la más nutrida representación entre las ciudades candidatas presentes en la capital argentina. Dicha representación habría hecho palidecer en cuanto a firmeza en la fe (católica y romana) a la Santa Liga que en el siglo XVI venció a los Turcos en la batalla de Lepanto. Rajoy, venido a más por el indudable parecido del prognatismo que le hace she-shear con el de los Austrias, hizo embarcar rumbo a Argentina, en jet privado y hotel de cinco estrellas, con cargo a los fondos públicos, faltaría más, ministros del Opus Dei y alcaldesas Legionarias de Cristo Rey seguros de la derrota del infiel. Supongo yo (que suponer es gratis) que el Cardenal Rouco no fue de los llamados a esas cenas por la pésima relación que mantiene con el Presidente del gobierno que hace que no se dirijan la palabra, ni siquiera para la foto, desde hace años. Pero ya se encargó Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, de hacernos saber a todos que Dios estaba con Madrid. [Off topic: Frente a este tipo de declaraciones, como aquellas de la ministra Fátima Báñez encomendando a la Virgen del Rocío la reducción del desempleo, me surge la curiosidad por saber de buena tinta hasta que punto no suponen un pecado en contra del segundo mandamiento («no tomarás el nombre de Dios en vano»). Desde luego, si yo fuera dios o virgen (afortunadamente no cumplo ninguno de los requisitos), montaría en cólera viendo que estas gentes fían a mis milagros, lo que deberían resolver con el sudor de su frente y en castigo haría que nunca se les concediera la celebración de las olimpiadas o la vuelta de las cifras de desempleo a unos niveles «vendibles». A tenor de como se vienen desarrollando ambas cuestiones, pareciera que al Señor se le ha agotado la paciencia con los muy católicos, apostólicos y romanos ministros, alcaldes y demás mandatarios del PP].

En esta ocasión, como en tantas otras, la profesión de la «fe verdadera» y encomendarse a Dios parece no haber sido suficiente. Como tampoco lo han sido los (al menos, ya que no hay transparencia suficiente para que el cálculo sea preciso) 100 millones de euros que se han gastado en las tres candidaturas. No en infraestructuras, sino en publicidad, lobby, viajes… o sea, en la parte “folclórica” y completamente a fondo perdido de las candidaturas, mientras el país transita por la peor crisis económica de su historia reciente. Es cierto que los patrocinadores corren con parte de los gastos, pero no es menos cierto que a cambio han obtenido beneficios fiscales y la concesión de negocios. Por ejemplo: Telefónica, cuyas facturas publicitarias son ingentes, es de 800.000 euros, se podrían desgravar en impuestos hasta 720.000 euros, y además optar a hacer negocios con la Fundación Madrid 2020 (evidentemente sostenida con dinero público)

Si uno escucha a nuestros representantes políticos, la mayoría de los deportistas o contertulios, hay mil y una causas para nuestra derrota, ninguna de las cuales parece ser que no eramos la mejor candidatura, sino la peor, a pesar de que nos hayan estado vendiendo lo contrario durante casi una década. De hecho los discursos son todos en la linea del chaval que suspende todas y vuelve a casa diciendo «es que los profesores me tienen manía» y del padre que lo confirma y se indigna, porque es más elevado para el espíritu culpar a los golpes y dardos de la insultante fortuna, que reconocer que tu hijo es un gamba que no la marca y que tu eres, en parte al menos, responsable de eso. La teoría conspirativa internacional más reciente, es buscar un enemigo de esos que tradicionalmente hacen que los españoles hagamos piña (el más socorrido es el conflicto de Gibraltar, pero ese ya está «quemado» para tapar otros asuntos): Francia. Como París quiere los juegos de 2024 para celebrar el centenario de los juegos de 1924, los perversos franceses, siempre dispuestos a hacernos la cama, han maniobrado para que no sean en Madrid los de 2020.

Mentían cuando nos contaban que era la mejor candidatura. Y nos han mentido en muchas mas cosas ¿Qué se puede esperar de un presidente del COE que ha plagiado su tesis doctoral?. Mentían al decir que presentarse con el 80% de las infraestructuras construidas era una baza. Es una mentira precisa para ocultar el desfalco que esas obras innecesarias y muchas de ellas inútiles, suponen para uno de los ayuntamientos más endeudados del país. Y en esa línea, mienten al decir que serían los Juegos de la austeridad ¿Qué austeridad si las cifras de gasto oficiales se aproximan a las de Londres sin haber organizado los juegos? Mienten cuando dicen que tienen proyectos alternativos para ellas: salvo el estadio de la Peineta, que utilizará (presuntamente) el Atlético de Madrid para facilitar la especulación inmobiliaria en los terrenos que hoy ocupa el Calderón, el resto no tiene utilidad: la empresa privada que gestiona el Madrid Arena, está en quiebra, las instalaciones de natación (proyectado como uno de los mayores centros acuáticos del mundo), han quedado paralizadas a medio construir por no tener utilidad prevista. Los 300 millones de euros que costó la construcción de “La caja mágica” no están siendo compensados de forma alguna por el uso que se le da. Sus últimos y esporádicos inquilinosla dejaron en 2012 y el ayuntamiento terminó encontrándole un curioso uso como hangar para una escudería de Fórmula 1 que recientemente desapareció. Ocultan permanentemente el coste real de todas estas obras. Se barajan en los medios unas cifras de entre 6.000 millones y 10.000 millones, las cuales ya son muy abultadas teniendo en cuenta que Londres gastó 12.000 en total para la realización de los juegos de 2016. Sin embargo, un documento interno del ayuntamiento de Madrid sobre la gestión deportiva de esta institución entre el 51 y el 2005, arroja como presupuesto para el proyecto “Madrid 2012” una cifra de 25.000 millones (aunque fuentes municipales aseguran que es imposible calcular el monto real, ya que se dio barra libre en aquella ocasión). Dicen solo una de esas terribles medias verdades cuando hablan de que sería precisa una inversión de 1.500 millones extra sobre lo ya invertido para poner en marcha una olimpiada, ya que ese es el presupuesto de obras por realizar. Sin embargo como mínimo serían necesarios otros 2.500 millones más para la puesta en marcha de los juegos para la organización en tanto que espectáculo de los mismos.

Mentían y mienten a conciencia cuando se llenan la boca hablando de los presuntos beneficios colaterales de la organización de unos juegos olímpicos. Hay beneficios intangibles como la “mejora de la imagen de la marca España” que me parecen ridículos y por tanto no pienso entrar a discutirlos. Pero hay beneficios contables que anunciaron de forma falaz. El primero la creación de empleo: Alejandro Blanco, una vez más, canta cual niño de San Ildefonso los cientos de miles de puestos de trabajo. 300.000 dice. Cuando en su informe por escrito hablan de unos 75.000 repartidos entre Madrid (aproximadamente 50.000) y el resto de España (25.000 mas o menos): no salen las cuentas, para variar. Los beneficios en la balanza comercial que quieren hacer creer acompañan a cada ciudad y país organizador de unos juegos, se han estudiado ya.En cuanto a los juegos olímpicos, la evidencia apunta en la misma dirección. Baade y Matheson (2002)estiman que el ayuntamiento de Atlanta y el estado de Georgia gastaron cerca de 1600 millones de dólares en los juegos olímpicos de 1996 creando un máximo de 25 mil puestos de trabajo permanentes. Es decir, cada puesto de trabajo costó más de 64 mil dólares. Madden (2006) estudia el efecto de los Juegos Olímpicos de Sidney sobre la economía australiana. Aunque tuvieron un efecto positivo sobre el estado que los albergó, el efecto total sobre la economía del país fue negativo (estima unas pérdidas públicas y privadas de 2,1 Billones de dólares), hasta el punto de que el autor se pregunta si los ciudadanos voluntariamente querrían haber asumido esas pérdidas.Rose y Spiegel en su trabajo de 2011 sobre la repercusión a largo plazo de grandes eventos (JJOO, Exposiciones universales….) apuntan a que los países que albergaron unos Juegos Olímpicos experimentaron un incremento muy significativo y permanente de su comercio exterior de cerca de un 30%. Sin embargo, los autores en su análisis concluyen que no es la organización del evento lo que proporciona las mejoras. De hecho, los países cuyas ciudades también optaban a participar en los juegos obtuvieron un incremento en el comercio de una magnitud parecida, sin llegar a ser anfitriones. El trabajo demuestra que postularse para organizar juegos olímpicos es una manera que tienen las ciudades (y sus países) de señalizar que han llevado a cabo reformas orientadas, por ejemplo, a liberalizar su comercio y han aumentado su apertura al exterior. Por ejemplo los juegos de Barcelona se produjeron con la entrada en la CEE y es la entrada en la CEE la que produce el incremento de comercio y no la organización de los juegos. Esto también explicaria por qué los efectos de organizar unos Juegos Olímpicos es independiente de si son de invierno o verano y tienen magnitudes parecidas en el caso de las exposiciones universales. El efecto positivo de los juegos olímpicos no se debe, por tanto, a las infraestructuras que se construyen para los mismos. De hecho, con el batacazo olímpico, las empresas privadas que pretendieron hacer negocio, pierden. Como pierden los ciudadanos de la ciudad más endeudada del pais, que durante el mandato de Ruiz Gallardón (en cuyo marco se inscriben los dos anteriores fracasos, y casi toda la construcción) multiplicó su deuda por 5.

Y me niego a creer que toda esta información que una ciudadana de a pie, pese a la ausencia total de transparencia ha podido encontrar y contrastar en la red, no está en manos de los miles de asesores que tienen entre Presidente, Ministros y Alcaldes de todos los colores, que todos han estado implicados. También saben como yo, que el COI no es una ONG y que por tanto no tiene ningún afán por la austeridad cuando se trata de que sus miembros sigan enriqueciéndose. Sabían que no éramos la mejor opción.Por tanto, si no es posible que lo ignoren solo queda que lo hayan hecho a propósito, convirtiendo durante décadas, la presunta organización de los juegos en una jugada más de paso de fondos públicos a manos privadas.

Ganó Tokio porque puso dinero encima de la mesa, porque en su presentación afrontó el problema de Fukushima sin intentar simular que todo estaba resuelto, porque no dejó resquicio a la duda de su lucha contra la corrupción, y porque sus deportistas están siempre avalados por las federaciones correspondientes y no les toca, como pasa con algunos de los nuestros, pagarse de su bolsillo la ropa, el hotel y el fisioterapeuta para ir a participar en una competición internacional al máximo nivel.

Seguro que podría haber escrito un artículo muy divertido sobre el esperpento de la presentación en Buenos Aires, o sobre las búsqueda de malas disculpas para el robo, dignas de cualquier partido del siglo. Pero es que no me hace maldita la gracia que me tomen por estúpida. Y que me dejen ante los ojos el vídeo de Ana Botella para que yo no me cebe y no vea lo que hay detrás: los propios ciudadanos hemos sustituido el panem et circenses olímpico por el relaxing cup of café con leche. Pero creo que esto es mucho más serio.

No obstante puedo terminar con algo menos pesado. En el colmo del autorescate el ínclito Alejandro Blanco dijo: «Este proyecto lo dirigió S.M. el Rey y luego lo ha abanderado el príncipe de Asturias, que ha trabajado como uno más» (o sea: a mi que no me miren, echando balones fuera, supongo que no se atrevió a decir que Dios había fallado) «Hemos perdido pero hemos ganado. La victoria o la derrota no tienen ninguna importancia cuando lo hacemos juntos. Podemos perder pero nunca jamás seremos vencidos», frase que ha inspirado un gran artículo titulado: Madrid 2020 se celebrará en Tokio.

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