Antes de la crisis, las mujeres ya estábamos en crisis. El desigual reparto en la responsabilidad que se atribuye a hombres y mujeres en el sostenimiento de la familia en cuanto a cuidados, ha hecho que de siempre el empleo femenino fuera “prescindible”. Y esto a su vez ha condicionado la contratación de mujeres en condiciones más precarias, con menores sueldos, con menores posibilidades de promoción laboral por la posibilidad de tener que dedicarse también al cuidado de la familia, una tasa de desempleo que duplicaba a la de los hombres en algunas zonas. Y para suplir la crisis de cuidados derivada del deseo o la necesidad de incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, se ha venido paliando mediante la subcontratación de mujeres, muchas de ellas extranjeras que a su vez han venido a nuestro país dejando a sus familias al cuidado de otras mujeres. Pero fueran mujeres españolas o extranjeras quienes han trabajado cuidando familias ajenas, lo han hecho siempre en unas condiciones laborales totalmente injustas, sin derecho a cobrar desempleo o con unas prestaciones de seguridad social lamentables (en el mejor de los casos, es decir, el de aquellas mujeres por quienes se cotiza a la seguridad social). En otros muchos casos, las mismas mujeres han llevado una doble jornada laboral, una remunerada y la otra invisible, pero igualmente imprescindible.
Las mujeres estaban en crisis antes de la crisis pero también sabemos que la crisis de la deuda ha servido para fortalecer el modelo patriarcal. La desigualdad de género aumenta en una situación en la que, bajo el paraguas de la reforma constitucional, se prioriza el pago de la deuda por delante de la protección de los derechos y servicios sociales.
1-. Los recortes se producen mayoritariamente en sectores laborales muy vinculados al trabajo femenino como son sanidad, educación y servicios sociales (entre estos, los dedicados a igualdad laboral y protección de víctimas de violencia de género). Por tanto, además de ser víctimas en los recortes en tanto que usuarias (como individuos y a través de las personas que dependen de ellas como niños, enfermos y ancianos) lo somos en tanto que trabajadoras de esos sectores.
2-. El incumplimiento de la ley de dependencia junto a la reducción de ingresos familiares implica que cada vez más mujeres asumen el cuidado de su propia familia, abandonando empleos precarios que no les permiten contratar a otras personas para sustituir sus cuidados o pagar servicios como guarderías o centros de día. Al mismo tiempo, se aumenta el número de mujeres cuidadoras que dejan de recibir la prestación por ser responsables del cuidado de una persona dependiente.
3-. Medidas fiscales como la congelación del salario mínimo, la reforma del IRPF, el incremento del IVA, el aplazamiento en la mejora de la pensión de viudedad y del permiso de paternidad, la congelación de las pensiones no contributivas dejan a las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad. Todas estas medidas afectan más a las que tienen menos y a las que se encargan principalmente del trabajo no remunerado.
4-. Las reformas laborales acaban de golpe con los avances producidos en los últimos años dentro de las políticas de igualdad de oportunidades en el trabajo. El aumento de la flexibilidad en los despidos, la posibilidad de negociación particular de las condiciones laborales, fuera de los convenios y el retroceso en la regulación de las tareas domésticas son medidas, entre otras muchas, que no sólo limitan la capacidad de las mujeres para denunciar situaciones de desigualdad, sino que constituyen el caldo de cultivo de estas situaciones.
5-. Retroceso en las políticas de protección de la igualdad y contra la violencia de género: eliminación del ministerio de Igualdad, recortes en los presupuestos de igualdad (-42 %), recortes en las partidas destinadas a la atención integral de la violencia de género (-28 5%). En todo el territorio del Estado español se produjo el despido de los Agentes para la Igualdad de Oportunidades, principalmente mujeres, la desaparición de los programas de igualdad de oportunidades en el trabajo, la eliminación de los servicios de atención y de ayuda a las mujeres víctimas de la violencia machista (casas de acogida, centros de emergencia, servicios municipales de información, etc.) y al incumplimiento de facto de la ley por la Igualdad efectiva de mujeres y hombres y la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Con todo ello, se quiere transmitir a la población que se trata de políticas superfluas, que únicamente se pueden permitir en tiempos de bonanza económica. Sin embargo, estas políticas son más necesarias que nunca. O sea, que estamos asistiendo al desmantelamiento de los servicios y programas que sólo ponían un granito de arena en la lucha por la no vulneración de los derechos básicos, dado que los presupuestos de estos programas eran irrisorios.
Y para incrementar aún más la discriminación inveterada del género femenino, este gobierno nos va a recortar la ley del aborto y pretende financiar con dinero público escuelas que separan a los alumnos por sexo. Hace poco me pareció que todo el mundo se escandalizaba porque una diputada del PP dijo que abortaban más las mujeres con menos formación: saber cómo evitar un embarazo es una cuestión de formación, y también de educación sanitaria y prevención. Por tanto se verá afectada por los recortes en educación y sanidad, sin lugar a dudas. A mí no me sorprende nada. De hecho, incluso sin datos en la mano, estoy dispuesta a confirmar ese hecho. La falta de formación es uno de los motivos para embarazos no deseados. También es un factor de riesgo para ser víctima de la violencia de género, y por tanto mayor facilidad para ser víctima de abusos sexuales. También una mujer con menor formación tiene menos medios para asumir lo que supone tener un niño con una malformación…. Que nacerá en una sociedad en la que las prestaciones para la dependencia están al mínimo y los recortes en sanidad dejarán su atención en precario. Por tanto, recortar la ley del aborto afecta evidentemente de forma desigual a ambos géneros, pero también afecta de forma desigual a las mujeres según su situación económica y formativa. Llueve sobre mojado.
A los amigos de Gallardón este recorte concreto no les preocupa, porque cuando sus hijas se queden preñadas (mi niña no, imposible, sería en el baño, o en una piscina. Por supuesto, señora… aunque follando), siempre les quedará Londres…. Como en los viejos tiempos.
Pingback: Aportaciones para una salida común – Así fué | JivaBlog
Pingback: Aportaciones para una salida común – Lo que pasó | RedTransición